Miguel Peñafiel

EL ESCARABAJO DE ORO

El escarabajo de oro

Fue en un poniente sagrado y misterioso
La hermosa escultura dorada,
Una pintura cincelada en una pared
En un templo viejo, ¡allí se encontraba!.
 
Brillante y púrpura, el escarabajo de oro
Era igual que una eglógica estampa;
Inspirado mí espíritu ante su belleza
Mientras, yo escribía ante su llamada.
 
Me detuve a escuchar la palabra infinita;
A tan inexplicable linda historia,
Salía de mi pecho una polífona orquesta
Los insectos ¿tocaban la divina armónica?.
 
Era en un ambiente sereno y tranquilo,
Donde las flores crecen hermosas,
El aire sutil con su acento de encantó
Arrullan al bosque, con su voz sonora.
 
¡Tenia!como en sus ojos brillantes perlas,
De ellos vertía sabiduría acumulada;
Y sus alas eran como fulgores de soles
Qué vestía, al bosque con su magia.
 
Su melodía eran como tranquilos mares,
Cómo oídos mortales no oyeron jamas;
Vibró mi cuerpo ante dulzura imposible
Sonido prodigioso: no habrá otro igual.
 
Su coraza era como candente hoguera;
Y la oscuridad se disipaba con su luz,
Resplandeciente el escarabajo de oro
No hay nadie mas, ¡que brille con tú!.
 
Mi mente; eran reflexiones tan confusas,
Para un pensador escritor de poemas,
Escuchar tan claras músicas pitagóricas
Cómo traductor y maestro de mis letras.
 
Seguía bajo la sombra muda de la noche,
El pensamiento cobija a mi sueño;
Mientras el sonido hermoso me arrullaba
En el manto, las cobijas del firmamento.
 
Cuento mi historia de mis locos sentidos,
La que mis ojos vieron - oídos escucharon
Alimento mi alma de pura bella fantasía
De un triunfal repique, sonoros cristales.
 
¡Mientras mis ojos! Despertaron del sueño,
Su imagen quedó grabada en mi memoria;
Comenzando a escribir pensamientos
Conmovido ante insólita triunfal historia.

(2014)

Reserva derecho de autor.

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