No puedo más: mi corazón se parte
de sus dolores al impulso fiero;
que llegue un día en que te olvide espero,
y no tengo valor para olvidarte.
Que fue en la tierra mi destino amarte
con fiel cariño, con amor sincero,
y siempre te amaré, que en vano quiero
¡ay! ni pensar en ti, ni recordarte.
Calma el dolor de un alma que te adora,
que no vio en su camino más que abrojos
y en un mar de pesares vive ahora.
Y no tienen consuelo mis enojos;
sed de tu amor mi corazón devora,
y sólo bebe el llanto de mis ojos.