Espiga, racimo
mis trigos maduran,
fermenta mi vino.
La tierra se comba,
mi piel, pergamino
se estira y abulta
creciendo mi niño.
El sol en rubores decora la fruta,
naranja dorada
mi niño madura.
Se doran mis prados
y vuelca mi río
su cauce colmado.
El alba destila su luz en la sombra
de nuevas pupilas.
Arrullo de cuna, mecidas en rama,
se duermen las hojas,
mi niño descansa.
Las nubes ovillan sus blancas madejas
trazando mejillas.
Exhalan las horas rumor de existencia,
mis manos me tocan,
asoma a mis venas
miedoso latido,
y siento en mis manos
dos alas que tiemblan,
y tiemblan mis plumas
su gozo de nido.