Por caprichos de un César insolente,
que humilde acata un pueblo corrompido,
en el Circo de Roma, envilecido,
la inmensa multitud ruge impaciente.
Salta el león sobre la arena ardiente:
sacude su melena enfurecida,
arrójase a su víctima atrevido,
y al llegar retrocede de repente.
El esclavo infeliz, Androcles era...
le conoce el león, lame su mano
en prueba fiel de gratitud sincera:
Acción hermosa que enseñó al Romano
que es más noble el instinto de la fiera
que el alma despreciable de un tirano.