Un Destello de Locura en la Oscuridad de la Cordura
En uno de mis arranques psicóticos, por así decirlo, entre las mil voces que se esconden en la psique de mi mente, encontré una pequeña, débil y apenas audible en medio de aquel bullicio indescifrable. Esa voz débil destacaba. La escuché murmurar me al oído e incluso creí sentir un abrazo cálido proveniente de esa voz que con delicadeza deslizaba frases de apoyo a mi alma, diciendo:
“La tristeza es un mal necesario para saber que somos felices o qué es la felicidad. Ten esperanza aún en la tristeza.”
En mi piel, una corriente eléctrica recorrió y, como águila en picada, me atravesó el pecho, convirtiéndose en un nudo en mi garganta. También susurraba:
“No tengas miedo de pensar que estás loco. ¿Acaso los locos no son los más felices? Que no pienses igual a los demás te hace especial, te hace único. Acéptalo.”
Fue ahí donde mi orgullo y vanidad se rompieron con un fuerte llanto sollozante que era bello y cálido. Sentía las lágrimas recorrer mi rostro, se sentía reconfortante, como si ellas lavaran la tristeza de mi ser. La voz que sobre salió me salvó de mi cordura.