#Cubanos #Habaneros #Modernismo #SigloXIX #1891 #VersosSencillos
Si quieren que de este mundo Lleve una memoria grata, Llevaré, padre profundo, Tu cabellera de plata. Si quieren, por gran favor,
Yo sueño con los ojos abiertos, y de día y noche siempre sueño. Y sobre las espumas del ancho mar revuelto,
Yo miro con un triste placer, como en la fiesta Del noble Jerez pálido la copa llena guían las blancas manos trémulas
Oh, qué vergüenza! El Sol ha ilum… La Tierra; el amplio mar en sus e… Nuevas columnas a sus naves rojas Ha levantado; el monte, granos nue… Juntó en el curso del solemne día
Hoja tras hoja de papel consumo: Rasgos, consejos, iras, letras fie… Que parecen espadas: Lo que escri… Por compasión lo borro, porque el… El crimen es al fin de mis hermano…
Por tus ojos encendidos Y lo mal puesto de un broche, Pensé que estuviste anoche Jugando a juegos prohibidos. Te odié por vil y alevosa:
Cuba nos une en extranjero suelo, Auras de Cuba nuestro amor desea: Cuba es tu corazón, Cuba es mi ci… Cuba en tu libro mi palabra sea.
Dicen, buen Pedro, que de mí murm… porque tras mis orejas el cabello en crespas ondas su caudal levanta… diles, ¡bribón!, que mientras tú e… en rubios caldos y en fragantes po…
Sé de un pintor atrevido Que sale a pintar contento Sobre la tela del viento Y la espuma del olvido. Yo sé de un pintor gigante,
Estoy en el baile extraño De polaina y casaquín Que dan, del año hacia el fin, Los cazadores del año. Una duquesa violeta
Vino el médico amarillo A darme su medicina, Con una mano cetrina Y la otra mano al bolsillo: ¡Yo tengo allá en un rincón
La madre está sentada Junto a la cuna:- Por la ventana gótica calada Entran risueños quiebros de luna. La madre está espantada,
En un campo florido en que retoñan Al sol de abril las campanillas bl… Un coro de hombres jóvenes espera A sus novias gallardas. Tiembla el ramaje, canta y aletean
El enemigo brutal Nos pone fuego a la casa: El sable la calle arrasa, A la luna tropical. Pocos salieron ilesos
Hay un cuento muy lindo de una niña que estaba enamorada de la luna, y no la podían sacar al jardín cuando había luna en el cielo, porque le tendía los bracitos como si la quisiera coge...