#Cubanos #Habaneros #Modernismo #SigloXIX #FloresDelDestierro
¿Que como crin hirsuta de espantad… Caballo que en los troncos secos m… Garras y dientes de tremendo lobo, Mi destrozado verso se levanta?... Sí, pero ¡se levanta! A la manera…
El alfiler de Eva loca Es hecho del oro oscuro Que lo sacó un hombre puro Del corazón de una roca. Un pájaro tentador
En el extraño bazar Del amor, junto al mar, La perla triste y sin par Le tocó por suerte a Agar. Agar, de tanto tenerla
En un campo florido en que retoñan Al sol de abril las campanillas bl… Un coro de hombres jóvenes espera A sus novias gallardas. Tiembla el ramaje, canta y aletean
Vino el amor mental: ese enfermizo Febril, informe, falso amor primer… ¡Ansia de amar que se consagra a u… Como, si a tiempo pasa, al bravo a… Vino el amor social: ese alevoso
Los niños han leído mucho el número pasado de La Edad de Oro, y son graciosas las cartas que mandan, preguntando si es verdad todo lo que dice el artículo de la Exposición de París. Por...
¿Qué importa que tu puñal Se me clave en el riñón? ¡Tengo mis versos, que son Más fuertes que tu puñal! ¿Qué importa que este dolor
Alma que me transportas: Voz desatada Que a las almas ajenas Llevas mi alma; Cinta, cinta de fuego
La imagen del rey, por ley, Lleva el papel del Estado: El niño fue fusilado Por los fusiles del rey. Festejar el santo es ley
Envilece, devora, enferma, embriag… La vida de ciudad: se come el ruid… Como un corcel la yerba, la poesía… Estréchanse en las casas la apreta… Gente, como un cadáver en su nicho…
Qué me das? Chipre? Yo no lo quiero: Ni rey de bolsa Ni posaderos Tienen del vino
Pinta mi amigo el pintor Sus angelones dorados, En nubes arrodillados, Con soles alrededor. Pínteme con sus pinceles
Con letras de astros el horror que… En el espacio azul grabar querría En la llanura, muchedumbre:—en lo… Mientras que los de abajo andan y… Y sube olor de frutas estrujadas,
Cuentan un cuento de cuatro hindús ciegos, de allí del Indostán de Asia, que eran ciegos desde el nacer, y querían saber cómo era un elefante. «Vamos, dijo uno, adonde el elefante manso...
En el alféizar calado De la ventana moruna, Pálido como la luna, Medita un enamorado. Pálida, en su canapé