José Martí

La noche es la propicia

La noche es la propicia
Amiga de los versos. Quebrantada,
Como la mies bajo la trilla, nace
En las horas ruidosas la Poesía.
A la creación la oscuridad conviene–
Las serpientes, de día entrelazadas
Al pensamiento, duermen: las vilezas
Nos causan más horror, vistas a solas.
Deja el silencio una impresión de altura:
—Y con imperio pudoroso, tiende
Por sobre el mundo el corazón sus alas.
¡Noche amiga,-noche creadora!:
Más que el mar, más que el cielo, más que el ruido
De los volcanes, más que la tremenda
Convulsión de la tierra, tu hermosura
Sobre la tierra la rodilla encorva.
A la tarde con paso majestuoso
Por su puerta de acero entra la altiva
Naturaleza, calla, y cubre al mundo,
La oscuridad fecunda de la noche:
Surge el vapor de la fresca tierra;
Pliegan sus bordes las cansadas hojas;
Y en el ramaje azul tiemblan los nidos.
Como en un cesto de coral, sangrientas,
En el día, las bárbaras imágenes
Frente al hombre, se estrujan: tienen miedo,
Y en la taza del cráneo adolorido
Crujen las alas rotas de los cisnes
Que mueren del dolor de su blancura.
¡Oh, cómo pesan en el alma triste
Estas aves crecidas que le nacen
Y mueren sin volar! ¡Flores de plumas
Bajo los pobres versos, estas flores,
Flores de funeral mortandad!
¿Donde, lo blanco
Podrá, segura el ala, abrir el vuelo?
¿Dónde no será crimen la hermosura?
Oleo sacerdotal unge las sienes
Citando el silencio de la noche empieza:
Y como reina que se sienta, brilla
La majestad del hombre acorralada.
Vibra el amor, gozan las flores, se abre
Al beso-de un creador que cruza
La sazonada mente: el frío invita
A la divinidad; y envuelve al mundo
La casta soledad, madre del verso.
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