Envuelta en las últimas cenizas de la noche,
caen los primeros síntomas;
el sueño se ha ido.
La luz del cielo oscuro
me recuerda un pasado,
algo que ya vi antes:
tesoro oculto,
perfectamente guardado
que solo aparece cuando mi sombra me acompaña.
Divagando entre mis memorias clandestinas,
espero el sol de una madrugada más.