María Florencia Coroli

Mamá

Soy carne de tu carne,
fruto de tu amor con papá.
Soy tu vida entera y mucho más.
Se que soy tu niña; y aunque crezca, así siempre será.
Fuiste madre y amiga,
de la mano me enseñaste a caminar,
seguiste mis pasos tan cuidadosamente
para que no sintiera que obstruías mi manera de andar.
No sólo me diste las alas,
sino que me enseñaste a volar.
Y fuiste a la vez papá,
cocinera, enfermera, compañera
y mucho más.
Porque con vos mi tristeza es compartida
y mis alegrías mucho más.
Decís que sos el espejo de mi futuro..
Ojalá así sea mamá.
Porque sos tan bella y pura que no podría igualarte jamás.
Hay tanta luz en tu mirada,
tanta calidez en tus brazos,
que el día que ya no te tenga acá
me encontraré tan incompleta como un ave sin cielo,
como un pez sin mar.
Ángel de corazón enorme e incansables alas,
tú que cuando la tristeza me invade
estás ahí para acariciarme el alma.
Madre mía que hiciste por mi y mi hermano,
lo que una madre sola jamás podría.
Eso de inventar comidas
cuando más de una vez no había,
de reír siempre aunque el dolor te abatía,
de pintar colores en un contexto de grises opacos,
de tristeza y soledad.
Más que madre, la mujer más bella que puede existir.
Estrella caída del firmamento,
ángel que Dios me ha puesto a mi,
madre deseada por mucho
y yo la tengo conmigo aquí.
Voy a estar con vos hasta el final...
Porque te debo la vida,
a vos y a nadie más.
¡Sos mi ángel eterno MAMÁ!

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