Vida 4.
Quiero que te levantes y que levantes las estrellas tiradas en el suelo, las que botamos por tontos y orgullosos. Quiero que las pegues en la noche, como tu quieras y donde mas te gusten, que vuelvas a pintar la luna donde mas te guste, que la hagas mas grande, mas brillante y mas bonita.
Quiero que dejes de borrarte el corazón, que dejes de guardarlo y encerrarlo, que olvides como sentirte triste y que hagas un desastre, un tifón o un huracán, pero quiero estar junto a ti, y que el desastre sea conmigo, que el huracán seamos nosotros.
Que si te duele sea por mi y si ríes sea conmigo, que mi imagen no se borre de tu mente, como un tatuaje o una cicatriz, porque me quiero contigo, me quiero para ti. Y sé que es egoísta pero quiero ser contigo y que seas en mi. Que tus estrellas estén en mi cielo y tu luna se vea desde mi jardín, quiero que te quedes aquí, conmigo, temprano y también tarde, quiero que seas lo que sea que la luna significa y lo que canta el sol, quiero que seamos con toda la profundidad y la altura, y la amplitud que nuestros seres sean capaces de alcanzar.
No solo somos las historias que hemos leído, o las letras que hemos escrito, es la historia que hemos construido la que nos hace ser y estar.
A tu lado no entiendo de estrategias, no hacen falta tácticas, ni rituales de juegos absurdos, no hay tiempo ni horas, no hay espacio, tan solo lo que somos, no hay distancias ni abismos, porque lo que ambicionamos es devorarnos cada vez mas, lo que nos preocupa es tenernos cerca, es sentirnos.
Contigo no son los cuentos de hadas que se idealizan, es la realidad misma, palpable en cada segundo, no son los besos que no nos damos, o las caricias que no cedemos.
A tu lado no hay poses, no hacen falta caretas, ni distracciones disparatadas, no hay limites, no hay murallas ni lugares, no hay caminos determinados, tan solo lo que somos. No hay costumbre ni cotidianidad, no es preciso un contrato que nos acerque, porque hay pacto, hay un acuerdo de mentes y un convenio de almas, donde el compromiso es mutuo, donde el desenfreno es compartir nuestra dicha. Contigo no hay falsas actuaciones, ni chillidos desesperados, no hay barreras ni muros, no hay decretos definitivos, tan solo lo que somos.
No solo somos las historias que inventamos, no solo somos las letras que nos podemos dedicar, es la historia que podemos hacer suceder todos los días, la que nos hace estar y ser.
Carta de una confesión sin entregar.