El Amor No Deja Marcas
El Amor No Deja Marcas
No hay día para el dolor, ni un luto en el calendario,
pues el maltrato jamás debería ser necesario.
Golpes que no se ven duelen más que un hueso roto:
el amor no es silencio, ni un puño, ni un garrote.
Si te hieren con palabras o gestos que no sanan,
recuerda: la culpa no es tuya, ni tu alma está dañada.
Quien te apaga con rencor, quien siembra desaliento,
es quien carga en su pecho un oscuro tormento.
Aléjate de quien juega a envenenar tu vida,
de quien apuñala el alma con frialdad fingida.
No es valiente quien aguanta, sino quien rompe cadenas,
aunque duela la herida, aunque tiemble en la arena.
No te ates al miedo, ni a la costumbre vacía,
busca alas propias, tu propia melodía.
Hijos, nietos... la vida sigue su camino,
pero tu luz no se apaga en un destino ajeno.
Grita fuerte: “¡No estoy sola!”, busca manos que abracen,
mujeres que acompañen, que escuchen, que abracen.
La ayuda es un refugio, un mapa en la tormenta,
y juntas somos fuego que ninguna sombra ahuyenta.
El amor verdadero no grita, no desgarra,
te abraza en el silencio, te arrulla con su calma.
Es quien besa tu frente al despertar el día,
y en cada paso tuyo, encuentra poesía.
Es quien huele a ternura, a risas compartidas,
a lluvias que limpian las heridas más dormidas.
No aceptes migajas de un cariño mezquino:
el amor no se ruega... ¡se construye en camino!
Si no llega, no importa, ama tu libertad,
tu esencia, tu coraje, tu propia claridad.
Porque el amor que vale no deja cicatrices,
sino raíces fuertes y sueños que germinan.
Y al final, cuando vueles con las alas del viento,
sabrás que el amor sano no duele, no da miedo.
Es brisa que acaricia, es fuerza que no cansa:
el amor no deja marcas... ¡sembró flores en tu alma!
—Luis Barreda/LAB
