Solía ver el atardecer siempre en el reflejo de tus tus ojos cuando nos sentábamos sentábamos en el parque o la plaza.
Luego te fuiste y por
mucho tiempo no pude verlo más.
Mi mirada se clavó al suelo y me volví incapaz de mirar hacia arriba.
Tiempo después, cuando tu partida me empezó a doler menos.
Volví a salir al mundo, recorrí toda la ciudad en bicicleta, subí todas las montañas que pude, y de pronto, comencé a verlo de nuevo.
Ese hermoso atardecer que siempre encontré en tu mirada.
Ahora, cada vez que voy a cualquier lado, siempre volteó a ver el cielo,
A ver ese hermoso atardecer, para ver si un día, viendo el cielo, vuelvo a ver tus ojos.
Al menos una vez más.