EL VELO DE LA IGNOMINIA
Ellos la quieren tapada, con velo,
con vestidos largos y ceñida a la Tora.
Ella se siente libre como el viento
como la figura de Eva en el paraíso.
Y Dios la descubrió para que el mundo
viera su magnificencia y los profanos de la belleza
enmudecieran ante su larga cabellera
frondosa y rebelde como sus caderas.
Era una ninfa lardeando su figura de diosa
ante la atónita mirada de los curiosos
que no habían visto pasear a la fiera
en su esplendor apocalíptico.
De blancura impresionante y figura idílica
la mujer paseo ante los leones moralista
lo que el creador le había dado
para esplendor del amor y la libertad.
Ellos la quieren tapada, con velo,
con vestidos largos y ceñida a la Tora.
Ella se siente libre como el viento
como la figura de Eva en el paraíso.
Mañana dirán que enloqueció
Que deshonró a su familia y a una nación
Se sumarán más mujeres a su inmolación
El cielo que la miró gozoso ya la perdonó.
Ella merece ser llamada mujer
no porque está hecha de flores y belleza exquisita
sino por la valentía manifiesta que ante la ignominia
dice basta. Es preferible rasgar el velo del templo.
De un zarpazo de su enconado atavió
ha preferido despojarse del escarnio que la esconde
y cruzándose de brazos da un paso, otro paso,
contonea su figura buscando a su contendor.
Se sabe cómo Daniel en el pozo de los leones
y sin embargo no teme a las fieras su figura gallarda.
No baja la mirada, ni detiene el paso
solo quiere mostrar que la desnudez no es amoralidad.
Su nombre Ahoo, me lo grabaré en la memoria
y haré con sus letras un un largo poema
para que mis hijas y las hijas de mis hijas lo canten
en todos los rincones del mundo alabando su nombre.
Poema escrito ante el acto de rebeldía de Ahoo Daryaei,
quien se despojó de sus ropas en Teherán en protesta por el uso obligatorio del velo.
