#EscritoresEspañoles
Nunca lo he visto antes, pero conozco a ese hombre. (Si me acercase, distinguiría en sus ojos
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
A veces —cuando observa en los bares la sana desvergüenza de los jóvene… los rescoldos de una oscura pasión avivan su mir…
Después de haber visto el mundo, a través de una botella, durante más de quince años, ahora –pasada ya la cumbre de la r…
Mujeres como tú son las que consiguen que se declaren las guerras y que algún general
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
No es el de la niñez, aquellas mañanas de diciembre, a lo largo del río, hacia el colegio. Ni se trata tampoco de aquel otro
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Acaba de cruzar frente a mi parabrisas. Es ella. La recuerdo
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Con los días contados, chaval, así vivimos todos. Esperando a que nos tachen de la lista. Distrayendo