Hacia el cielo tu himno de rubíes,
tus espumas de púrpuras en vuelo;
hacia él tu orgulloso terciopelo,
tu desafío a dalias y alhelíes.
Toda al cielo te das, creces y ríes,
sangre floral y brasa del anhelo.
Llora el reloj tu inevitable duelo
mientras toda en fragancia te deslíes.
Tú también, tú también, ave de fuego,
nacida hoy has de tonar ya luego
a la potente tierra innominada.
No detiene la muerte tu hermosura.
En vuelta en ella vas, ¡oh, criatura!
desde la fiel raíz hasta la nada.