DESCONCIERTO
Hay quienes hablan del desconcierto de hoy
como si ayer hubiera habido orden
y no desconcierto.
Hay quienes señalan el desconcierto de hoy
como si, en caso de ofrecérseles la oportunidad,
pudieran transformarlo en orden mañana.
Hay quienes le sacan rédito al desconcierto
y se deleitan en la tarea de hacer más
desconcertante todo desconcierto.
Hay quienes esperan que al desconcierto de hoy
mañana le siga otro, y que ambos sean
desconciertos diferentes entre sí.
Al desconcierto de nacer le sigue
el desconcierto de cómo vivir
hasta el momento final en que un corazón en paz
se libra al fin de todo desconcierto previo.
Cuando un desconcierto se transforma en otro
una muerte y un nacimiento han tenido lugar
aunque el desconcierto recién nacido
sólo a través del tiempo y el silencio se conozca.
Cuando acontece el desconcierto
de ver lo que no es todo cuanto hay,
es un gemelo idéntico al desconcierto
tras escuchar lo que no es todo cuanto hay.
Cuando un testigo dice
que lo que vio es más bien confuso y que
no puede estar por tanto seguro de lo visto,
tal vez sea un testigo rigurosamente honesto.
Un buen amanecer o una elegante puesta de sol
logran colores móviles y masas de cambiante luz
en un desconcierto debidamente organizado.
Las ordenadas procesiones
de estrellas y constelaciones en la noche,
si observadas con telescopios potentes,
encierran ardientes y flagrantes desconciertos.
