Por morar en mi pecho
el traidor Cupidillo,
del seno de su madre
se ha escapado de Gnido.
Sus hermanos le lloran,
y tres besos divinos
dar promete Citeres
si le entregan el hijo.
Mil amantes le buscan;
pero nadie ha podido
saber, Dorila, en dónde
se esconde el fugitivo.
¿Darele yo a Dione?,
¿le dejaré en su asilo?,
¿o iré a gozar el premio
de besos ofrecidos?
¡Tres de aquel néctar llenos
con que a su Adonis quiso
comunicar un día
las glorias del Olimpo!
¡Ay!, tú, a quien por su madre
tendrá el alado niño,
dame, dame otros tantos;
y tómale, bien mío.