Al prado fue por flores
la muchacha Dorila,
alegre como el mayo,
como las Gracias linda.
Volvió a casa llorando,
turbada y pensativa,
el trenzado sin orden
las colores perdidas.
Pregúntanle qué tiene,
y ella llora afligida;
háblanle no responde,
ríñenle no replica.
¿Pues qué mal será el suyo?
Las señales indican
que cuando fue por flores
perdió la que tenía.