Libro: Mi cama es una balsa a la deriva Autor: Juan Julio Alfaya Fernández Registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual de la Xunta de Galicia.
Te siento como el pulso en mí del Universo, como un latido de átomos y estrell… como una llamada ancestral a la Un… que me recorre de los pies a la ca…
Las rosas, durando tan poco, ¿dónde está su eternidad? ¿En su fragancia? ¿En su belleza? ¿En el suave tacto de sus pétalos?
¿Por qué el niño, con aprendido di… deja caer su bocadillo al suelo? ¿Qué mares ha sobrevolado la gavio… que, cual rayo, se lanza sobre él? ¿Por qué las ratas huyen de sí mis…
Mi cama es una balsa a la deriva que flota en el misterio de la noc… Mi cuerpo dormido, un náufrago que ignora su destino. Nadie vigila.
Mi primer error fue nacer en el lu… Oí decir que la patria no es el lu… sino donde se es libre. El que lo dijo murió rechazado y extranjero en su patria vigilada…
El manso río que contemplaba arrobado cuando niño lo ocultan ahora grises edificios
Mi segunda lengua la aprendí con plena libertad. Lengua entonces hermosa e inocente… es ahora una doncella violada a la que llaman “lengua propia”.
Cajeros automáticos solo para pobres. No entregan dinero, sino sueños. Sueños para ir tirando un día más
El hombre masa cree que piensa cuando ante otros se somete y obedece. Sigue las pautas que sus líderes l… y hace suyos los mitos que le impo…
Los hombres ensimismados, apoyados con un codo en la barra, pegados como lapas al cubata, o viceversa, ven en una gran pantalla plana
El día se despide con su brisa más… ¿A quién le canta el ruiseñor que… posado sobre un cable telefónico ajeno a las palabras que circulan al azar entre sus ded…
Cómo nos cuesta amar y dejar libre no poseer ni con el pensamiento no convertir los sentimientos
No puedo resistir la tentación de orientar siempre mis pasos hacia lo desconocido. Así que decidí internarme en aquel… entre curioso y precavido
¿Por qué puerta, oh lluvia, te me metes en el alma y me la vuelves paisaje de nostalg… Lluvia amada son tus finas gotas
Murcia, tierra sedienta que me dueles en el alma, te lloro al calor del mediodía bajo esta luz espesa y sudorosa a la sombra de un árbol ya sin som…