El manso río
que contemplaba arrobado
cuando niño
lo ocultan ahora
grises edificios
inhumanos
en los que ya no se arrullan
las palomas.
¿El río no es cultura?
¿No lo son los campos y las huertas,
los montes, los bosques, los viñedos,
el mar en libertad,
los antiguos edificios
construidos
con piedras labradas
a golpe de maceta,
cincel y corazón?
Adiós, piedras humanas
que guardáis en vuestra alma
la confidencia y el sudor
de quienes os parieron.