Juan Eduardo Cirlot

El palacio de plata

El palacio de plata resplandece
en medio de las aguas del abismo
y las coronas arden con dulzura.
 
Y la dorada rueda de las rosas
levanta su cabeza de aire blanco.
 
El árbol infinito de la sangre
atraviesa la roca transparente.
La noche abre sus ojos de fulgor
sus letras de cristales que respiran.
 
De la calma del centro nacen llamas.
 
*
En medio de las aguas del abismo
el árbol infinito de la sangre
atraviesa la roca transparente
y la dorada rueda de las rosas.
 
La noche abre sus ojos de fulgor
sus letras de cristales que respiran.
 
El palacio de plata resplandece:
levanta su cabeza de aire blanco.
De la calma del centro nacen llamas
y las coronas arden con dulzura.
 
*
El árbol infinito de la sangre
levanta su cabeza de aire blanco;
de la calma del centro nacen llamas.
 
Y la dorada rueda de las rosas
atraviesa la roca transparente.
 
La noche abre sus ojos de fulgor
en medio de las aguas del abismo;
sus letras de cristales que respiran.
 
El palacio de plata resplandece.
Y las coronas arden con dulzura.
 
*
La noche de la roca del abismo
atraviesa la rueda de fulgor
y la calma dorada del palacio.
 
Las rosas de cristales resplandecen,
el centro abre las llamas infinitas
en medio de las letras de aire blanco.
 
El árbol de las aguas con dulzura
levanta la cabeza de la sangre,
que nace de la plata que respira.
 
Y las coronas arden en los ojos
 
*
La noche abre el palacio de las aguas
y la dorada rueda transparente;
de las rosas de plata de la sangre
levanta su cabeza de las llamas.
 
El árbol del abismo resplandece
y las coronas nacen de sus ojos.
 
Del infinito centro de fulgor,
en medio de la calma que respira,
atraviesa la roca de aire blanco:
sus rosas de cristales con dulzura.
 
*
El palacio de plata de la sangre
atraviesa la roca con dulzura
en medio de las aguas que respiran.
 
El árbol infinito resplandece
y la dorada rueda de fulgor
levanta su cabeza de cristales.
 
De las rosas del centro del abismo,
sus letras de la calma nacen llamas.
La noche abre sus ojos transparentes
y las coronas arden de aire blanco.
 
*
La noche abre sus ojos que respiran;
sus letras del abismo de cristales
y las coronas nacen de las aguas,
de las rosas del centro con dulzura
en medio de la calma de fulgor.
 
Levanta su cabeza de la roca
el palacio de plata transparente.
 
El árbol infinito resplandece
y la dorada sangre de aire blanco
atraviesa la rueda de las llamas.
 
*
Árbol en la dulzura de aire blanco:
la cabeza dorada de fulgor.
Las letras del palacio resplandecen,
los ojos de la noche de las llamas.
 
Y el centro de la roca del abismo
leanta las coronas infinitas
en medio de la calma transparente.
 
Las rosas de cristales arden sangre,
abren plata que nace de las aguas,
atraviesan la rueda que respira.
 
*
El palacio de sangre transparente
levanta las coronas con dulzura,
y la dorada roca de las letras
atraviesa las aguas de aire blanco.
 
La noche abre cristales que respiran,
de la plata del árbol nacen ojos;
en medio de la rueda de las llamas,
en la calma del centro resplandecen.
 
Las rosas infinitas del abismo
arden en la cabeza de fulgor.
 
*
De las rosas del centro del abismo
la noche abre sus ojos transparentes,
y las coronas arden con dulzura.
 
El palacio de plata de la sangre
atraviesa la roca de aire blanco,
en medio de las aguas que respiran.
 
El árbol infnito resplandece,
sus letras de la calma nacen llamas.
 
Y la dorada rueda de fulgor
levanta su cabeza de cristales.
 
*
La noche abre el palacio de la sangre
atraviesa la roca de aire blanco,
sus rosas de cristales con dulzura
y la dorada rueda transparente.
 
Del infinito centro de fulgor,
de las letras de plata de las aguas,
levanta su cabeza de las llamas.
 
En medio de la calma que respira
el árbol del abismo resplandece
y las coronas nacen de sus ojos.
 
*
La noche de cristales de aire blanco
atraviesa el palacio transparente,
la roca de las rosas de fulgor,
en medio de la calma que respira.
 
Del infinito centro de sus ojos
el árbol de las llamas resplandece,
y la dorada rueda de las aguas
levanta su cabeza con dulzura;
del abismo de plata que abre letras.
 
Y las coronas nacen de la sangre.
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