Ya muere el sol. Las sombras, dulcemente,
descienden a besar nuestra cañada,
y un último destello, reflejada
deja su luz sobre la clara fuente.
Luego un rojo fulgor de amor ardiente,
de pasión a Cupido arrebatada,
baja del cielo en rápida cascada
a reflejar sus rayos en tu frente.
Vendrá la noche, dormirá a la vida,
e intentará dormir el esplendor
de aquel paraje que al amor convida;
pero nuestra cañada y su frescor,
nuestro encuentro en su fuente colorida
será el sueño feliz de nuestro amor.