#Españoles #PremioCervantes #SigloXX #SigloXXI
En su oscuro principio, desde su vacilante estirpe, cifra inicia… alguien, el hombre, espera. Turbador sueño yergue su noticia opresora ante la furia
Hay un fondo borroso de papeles quemados, como una repentina combustión de residuos que se han… esparciendo en las habitaciones. Casa sin nadie, ¿estuve alguna vez
Unas palabras son inútiles y otras acabarán por serlo mientras elijo para amarte más metódicament… aquellas zonas de tu cuerpo aislad… por algún obstinado depósito
Posiblemente es tarde, pero ¿cómo poder atestiguarlo mientras Hortensia canta y no se o… más que su grito de musgosa lascivia y alguien
Detrás de la cortina un cuerpo esp… Nada es verdad si no su encarnizad… inminencia, esa insaciable culpa que a mí mismo me absuelvo aborreciéndome. Nada es verdad:
De aquellas arduas clandestinidade… tenazmente debidas a causas nobles y amorosos lances, sólo te queda un sedimento entre feliz y melancólico, la sens…
En mi aposento, asaltado a veces por el hosco lebrel de la esperanza, palpando entre mis manos su vaho turbador, juzgo ahora
Vuelvo a la habitación donde estoy… cada noche, almacén de los días caídos ya en su espejo naufragable… Allí, entre testimonios maniatados… yace inmóvil mi vida: sus papeles
Por los feudos del río Guadalete, ya en las cercas de espinos del cañaveral del Charco, aún subsisten los ruinosos porches de una casa
Entra la noche como un trueno por los rompientes de la vida, recorre salas de hospitales, habitaciones de prostíbulos, templos, alcobas, celdas, chozas,
En estas cavidades se amotina la vida, bullen formas naciendo. ¿No las sientes pujar, surgir de súbito entre volutas, ondas
Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso. No beberé ya más hasta tan tarde: otra vez soy el tiempo que me queda. Detrás de la penumb...
Vana interrogación la del que lleg… al Danubio a deshora y busca la memorable isla donde otro exilio más cruel que el del o… purgara Garcilaso.
Todas las noches dejo mi soledad entre los libros, abro la puerta a los oráculos, quemo mi alma con el fuego del salmista.
Cuerpo inclemente, circundado por un vaho de frutas, desguazándo… en la tórrida herrumbre portuaria, ¿no eran