Los que estáis en el mar con vuestro sueño,
igual que los que en tierra con la muerte,
jamás veréis el cielo de los pájaros,
donde una rosa azul se desvanece.
Muertos ya sin remedio, reposando
bajo el ojo luciente de los peces:
el aire que en la tierra respirabais,
ahora es agua mortal que os detiene.
Único y solo mar, donde la noche
se tiñe de verdor, extrañamente.
Altos prados de sueño que, hacia arriba,
crecéis bajo la luna refulgente...
Pero la mar redonda, con sus muertos,
rueda por el espacio, dulcemente.
Lágrima del Señor, va resbalando
por su mejilla azul, llorando siempre.