Yo la vi anoche ardiendo en su tamaño,
y yo crecía hacia la noche pura
en un afán secreto de estatura,
uniendo mí alegría con mí daño.
Y aquella realidad era un engaño,
en un sabor de ensueño y de aventura;
y abrí los ojos en la noche oscura,
y yo era yo, creciendo de un extraño.
Y yo era yo, pequeño en mí amargura,
muriendo en sombra bajo el cielo huraño
y cada vez más lejos de la altura.
Y odié mí realidad y amé mi engaño,
y entonces descendió la noche pura,
y sentí en mi estatura su tamaño.