I
El árbol seco crece todavía,
porque su sombra tiene movimiento
bajo la claridad del mediodía.
Y cuando al cabo lo derribe el viento,
vencido por la edad y la tormenta,
habrá en el llano un estremecimiento.
Sin el jugo vital que lo sustenta,
cuando haya muerto en hoja, tronco y rama,
estará vivo en la raíz sedienta.
Y aún será, en el despojo que se inflama,
humo feliz que asciende al firmamento,
calor de hoguera y resplandor de llama.
II
Indiferente el leñador y el viento,
el árbol seco crece todavía,
porque su sombra tiene movimiento
bajo la claridad del mediodía.