José Angel Buesa
Gracias, amor, si hiciste que lloviera
en el último instante de este día,
pues, por ser una lluvia triste y fría,
hubo un rayo de sol sobre una hoguera.
 
Gracias, amor, si tu designio era
que lloviera del modo que llovía
para ofrecerme en una flor tardía
todo el perfume de la primavera.
 
Gracias, amor, si no la merecía,
gracias, amor, aunque la mereciera;
gracias también por la melancolía.
 
Que llueve dentro cuando escampa afuera,
y haz que vuelva a llover de esa manera
como llueve en mi alma todavía.
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