Voy a vivir en mis extremos,
en los confines de lo que nada termina,
porque nunca comienza.
Los delirios permanentes de mi mente elegirán mis pasos
y yo me dejaré llevar por ellos.
Mis verdades sólo ofenden a los que no me conocen,
a los que compran dignidad a precios que no pueden pagar
y a los que hablan de la vida de los demás
porque un espejo les resulta demasiado doloroso.
El mundo está falto de silencios, y si vierais lo que tengo dentro,
no me llamaríais loco.
Pero podéis seguir mintiendo, el auto-engaño siempre fue el consuelo de las almas pobres.