El camino del niño roto
Con los pies descalzos por los charcos de mis recuerdos
y la cabeza apoyada en los hombros de mi inocencia
recorro las calles de una ciudad que está perdida,
aunque no tanto como yo...
Mis sombras me acompañan haciéndome cosquillas en los pies
y les sonrío ocultándoles secretos que no me confieso ni a mi mismo
por si llueve y todo se inunda, ahogando lo que fuimos
y seremos para siempre sin remedio.
Me hiciste libre de escapar y no de ser,
así que nunca fui,
solo me fui de aquel salón donde alguna vez hubo alegría.
Y era amor decían,
aunque a mi las caricias me dejaron marcas en la piel
y cicatrices en el alma.
No hay perdón que salve a un niño roto de sentir que está perdido para siempre
Piaciuto o affrontato da...
