Joaquín Lorenzo Luaces

La fruta prohibida

Cuando la sierpe en el jardín ameno
hizo pecar a la mujer liviana
haciéndole probar la fruta insana
que deja al hombre de pureza ajeno,
 
   de cólera el Señor y de ira lleno
como castigo a la omisión villana
dividiendo en dos partes la manzana
de la mujer la colocó en el seno.
 
   «Cual padrón de tu culpa, Dios decía,
recordará a los hombres tu pecado
aun al través de la severa toca.»
 
   ¡Así fue la verdad! Desde aquel día
el tibio fruto de carmín bañado,
¡cómo a la culpa original provoca!
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