Voz interior, palabra presentida
que, con promesas tácitas, resume
—como en la gota última, el perfume—
en su paciente formación, la vida.
Voz en ajenos labios no aprendida
—¡ni siquiera en los tuyos! —; voz que asume
la realidad del alba estremecida
que alcanzaré cuando de ti me exhume.
Voz de perdón, en la que al fin despunta
esa bondad que me entregaste entera
y que yo, a trechos, voy reconquistando;
voz que afirma tan bien lo que pregunta
y que será la mía verdadera
aunque no sé decir cómo ni cuándo...