#EscritoresMexicanos
Esta impresión de estar vivo ya para el cielo y —no obstante—en la tierra de tu corazón, muerto!...
Hecho de nada soy, por nada alient… nada es mi ser y nada mi sentido y, muerto, no seré más que —al oíd… un roce de hojas muertas en el vie… A nada me negué. De nada exento
Colmena de la tarde, diálogo del v… la palabra es abeja, pero el silen…
Naranjitas de China, naranjitas doradas que caían, maduras, al corral de mi casa de una casa vecina,
Enterrado vivo en un infinito dédalo de espejos, me oigo, me sigo, me busco en el liso
¿Cómo se rompió, de pronto, el puente que nos unía al deseo por un lado y por el otro a la dicha? ¿Y cómo?en la mitad del puente
Tener, al mediodía, abiertas las v… del patio iluminado que mira al co… Oler un olor tibio de sol y de man… Decir cosas sencillas: las que ins… Beber un agua pura, y en el vaso p…
Hasta qué parte de mí mismo tendré que ir para encontrar el secreto de tu belleza y la verdad de tu bondad? ¿Qué fuerza oscura y tumultuosa
Penetro al fin en ti, mujer desmantelada que —al terminar el sitio— ya sólo custodiaban monótonos tambores
Por el caminito de la tarde clara, con las manos juntas, vámonos amada. Con las manos juntas,
Con las manos juntas, en la tarde clara, vámonos al bosque de la sien de plata. Bajo los pinares,
Para escapar de ti no bastan ya peldaños, túneles, aviones, teléfonos o barcos. Todo lo que se va
Eres, como la luz, un breve pacto que de colores fragua su blancura; y en iris —como a ella—te figura de la nieve menor el prisma abstra… Dejas, como la luz, un sordo impac…
No has muerto. Has vuelto a mí. L… sepultaron los hombres, no te enci… porque yo soy tu verdadera fosa. Dentro de esta inquietud del alma… que me diste al nacer, sigues en g…
Estabas en mí —esperándote— cuando te conocí. Estaba ansioso de mí mismo, imperfecto, increado, en ti.