Mi recuerdo eran imágenes,
en el instante, de ti:
esa expresión y un matiz
de los ojos, algo suave
en la inflexión de la voz,
y tus bostezos furtivos
de lebrel que ha maldormido
la noche en mi habitación.
Volver, pasados los años,
hacia la felicidad
—para verse y recordar
que yo también he cambiado.