No lo puedo evitar,
Soñar con la verdad,
De la improbable manera,
De apartar las metas.
Y dejar lo individual,
Para extintas épocas,
Vienen nuevos sucesos,
Se imprime libro nuevo.
Dejo de ser el infeliz ateo,
Y te juro que creo,
En la luz que, a cuestas,
Dormido me enseñas.
En sortear en la banqueta,
Tu sombra de primavera,
Un conjunto de ideas,
Brillantes sobre la acera.
Hay luz por donde quiera que veas,
Hay fiesta espiritual y zarzuela,
Cada que te niego tres veces,
Y te afirmo en exilio de gentes.
Te confieso sobre valientes,
Tradiciones vigentes,
Epilogo del mismo silencio,
Palabras sobre debates.
Eres primordial incuestionable,
Un paisaje natural,
Un fino e instrumental,
Concierto de pares.
Epifanía del deudor lúdico,
Que te sigue apostando,
Toda su verdad,
Por estar en tus brazos.
Más que como astro,
O necesario anecdotario,
O perfecta belleza,
En un vitral de santos.
Como mi conciencia,
Mi dios, mi vigencia,
Mi ser superior,
Mi insurgencia.
Cuando quiero correr,
Y maldecir a los que violentan,
Tú me salvas como puente místico,
Como único camino.
Como un dios,
Te lo digo,
Dejemos que sea mañana,
Nuestro génesis del alma.