En un pantano atascado
Á orillas del Yumurí,
Hecho estaba un renegado
El carretero Juan Prado,
Bravo como un cayarí.
Cual carretero de ley,
Juró como un condenado;
Y al gritar desesperado:
Perlas Finas!... Tesia!! Buey!
Oyó que del otro lado
Una voz le dijo:
—Ey!
Mal rayo de Dios bendito!
Quién demonios me llamó?
Qué quieres?... Lo ves, maldito,
Ya el eje se me torció.
—Sio.
Á callar á sus gallinas
Si las tiene o las robó...
Tesia, bueyes!... Perlas Fina!...
Á mí naiden me calló.
—Yo!
Pues salga, salga al camino
Si es tan cheche o tan curro,
Que salga, salga al endino
Y verá como lo aburro.
—Burro.
Burro! será el atrevido,
Insolente, deslenguado...
Venga acá, que está partido
Un cuchillo que he comprado.
—Prado.
Me conoces?... No respondes?
Abrase visto un aquél!...
Vamos, sal... Dónde te escondes?
Vive Dios! á que es Manuel?
—Él.
Muchacho! con mil regiones...
Ven acá por un momento,
Que con estos canjilones
Estoy casi que reviento.
—Viento.
Viento dices? Habrase visto!
Qué vientos ni qué Marica...
Manuel, Manuel, anda listo,
Que estoy como pica-pica
—Pica.
No es Manuel, cuando me deja
En el pantano atascado...
Paisano... al que está apurado
Se ayuda y no se aconseja.
—Ceja.
Gran demonios! Quién te entiende?
Te escondes en la zaranda?
¿Ó eres acaso algún duende
Que vives en la otra banda?
—Anda.
Ya quisiera, sí por cierto;
Venga, y agarre la vara...
Que estoy aquí, como un muerto
Dentro el joyo, no repara?
—Para.
¿Y no ves que estoy parado,
Y el lodo esta muy reseco?
Salga usted, señor tapado,
Y verá si lo desfleco.
—Eco.
Es verdad... el eco es todo...
Y yo pregunta... pregunta...
Dijo Juan... picó su yunta
Y logró salir del lodo.
Esto yo mismo lo ví,
Y es un hecho verdadero
Que sucedió á un carretero
A orillas del Yumurí.