Impulso (testimonio de una pasión)
El eco me dejó aturdido
pero apareciste tú,
imaginando conmigo aquel verbo prohibido.
Sólo me basta tu nombre para enloquecer
y disolverme en las curvas abstractas de tu ser
justo cuando no sé más qué hacer.
Dices que vienes y vas
pero eso es irrelevante para mí.
Sólo importa el momento donde la telepatía
se vuelve dueña y señora de mi sex appeal
Brindo por ti, mi clandestino,
y por la próxima vez
donde no habrá agua que nos apague
y nos habremos arrancado los trajes
de carne y de piel