Una lavandera en un pantano.
Un pez en un río de lava, un pájaro en el vacío,
una caricia en el degüello,
una melodía contra una locomotora,
un recién nacido sobre un montón de huesos.
Los jóvenes fueron alertados:
“Nada a esperar”.
Los ejércitos convocados por Memoria y Balance.
La memoria ya fue una fiesta nacional,
el balance:
una mano al sereno
señalando otras manos.
El futuro crece oficialmente en las madrugadas,
el grito del tormento
multiplica el silencio, el miedo, el silencio.
Sobre la tierra de mi alma
levanto mi copa de cenizas.
Rueda la letra buscando sus compañeras.