Pérfida, aventurera, simboliza
lo efímero y voluble en la existencia:
humo, polvo, suspiro, onda o esencia,
el domo inmenso de los cielos, riza.
Fosca, densa, sombría, tormentosa,
con un presagio de huracán violento
cabalga a lomos de su amante: el viento,
o extiende su ala lóbrega y reposa.
De pronto de repliega, se estremece;
hay un roce magnético y florece
en un zig—zag el rayo de su seno.
Y por su vientre roto en dos mitades,
brotan las furias de las tempestades,
mana la lluvia y se desgaja el trueno.