Canción china a dos voces
Hacia China quisiera partir,
para hablar con el viejo dragón...
—¿Con el viejo dragón?
Es inútil partir:
El dragón ha partido en avión.
Una pipa de sueño fumar
y en el humo olvidar mi dolor...
—¿Olvidar tu dolor?
Es inútil fumar:
Despertar a la vida es mejor.
¡Oh volver nuevamente, volver,
dueño huraño, a mis siembras de arroz!
—¿A tus siembras de arroz?
Es inútil volver:
Sembró en ellas el pueblo su voz.
Entre lotos marchitos hogar
y añorar su pasado esplendor...
—¿Su pasado esplendor?
Es inútil bogar:
Mira el loto: decora un tractor.
La canción de Wang Tse-Yu
Ay, cuando Wang Tse-Yu, nació,
lunas, amargas lunas antes,
antes
de la gran revolución,
cayó como un pedrusco negro,
pasó como un pequeño perro,
lloró sin cuna y sin pañuelo,
antes, muchas lunas antes,
antes
de la gran revolución. 10
Hoy he visto a Wang Tse-Yu:
¿Querrás decirme, amigo,
qué estabas haciendo tú,
alto el corazón en punta,
los negros ojos llenos de luz
y tu gran país labrado
en dura llama y cielo azul?
¿Querrás decirme, amigo,
qué estabas haciendo tú?
Gané mi tierra con mi lanza
(me respondió Wang Tse-Yu).
Gané mi lanza con mi vida,
gané mi vida con mi sangre,
gané mi sangre con mi sueño...
Hoy mi sueño es estar despierto
(me respondió Wang Tse-Yu).
La canción del regreso
¿Conoces tú
la tierra del arroz y del bambú?
¿No la conoces tú?
Yo vengo de Pekín.
Pekín
sin mandarín,
ni palanquín.
Yo vengo de Shanghai:
no hay
ni un yanqui ya en Shanghai.
Allá
la vida en flor está.
Se ve
la vida puesta en pie.
¡Canta conmigo, amigo,
y di como yo digo!
No hay
ni un yanqui ya en Shanghai.
Pekín
enterró al mandarín.
¡Corre a ver tú
la tierra del arroz y del bambú!