A Camagüey suelo ir por revivir mis claros días de infancia. Aspiro allá en su fragancia rosas que no volverán.

¿Lejos? Hay un arco tendido que hace viajar la flecha de tu voz. ¿Alto?

Por el camino de la mar vino el pirata, mensajero del Espíritu Malo, con su cara de un solo mirar y con su monótona pata

Mira si tú me conose, que ya no tengo que hablá: cuando pongo un ojo así, e que no hay na; pero si lo pongo así,

¿Puedes venderme el aire que pasa… Y te golpea la cara y te despeina? ¿Tal vez podrías venderme cinco pe… O más, quizás venderme una torment… ¿Acaso el aire fino

¡Ay, pobre doña María, ella que no sabe nada! Su hijo, el de la piel manchada, a sueldo en la policía. Ayer, taimado y sutil,

El cosmonauta, sin saberlo, arruina el negocio del mito de Dios sentado atento y fijo en un butacón inmenso. ¿Qué se han hecho los Tronos y Po…

Si yo pudiera viajar hacia la Luna, viajara, pero señor, para averiguar si tiene limpia la cara.

Una paloma me dijo que volando sobre Cuba, oyó en un cañaveral esta décima montuna: —Dulce caña me provoca

La muerte disfrazada va de fraile. Con mi camisa trópico ceñida, pegada de sudor, mato mi baile, y corro tras la muerte por tu vida… Las dos sangres de ti que en mí se…

Tengo del Rin, del Ródano, del E… tengo los ojos llenos; tengo del Tíber y del Támesis, tengo del Volga, del Danubio, tengo los ojos llenos.

El Sena discurre circunspecto; civilizada linfa que saluda en silencio sacándose el sombrero.

¡Yambambó, yambambé! Repica el congo solongo, repica el negro bien negro; congo solongo del Songo baila yambó sobre un pie.

Así como después de la tormenta el guardabosque sale para saber cuál ácana, cuál guayacán, cuál ébano cayó desarraigado por el viento,

La noche morada sueña sobre el mar; la voz de los pescadores mojada en el mar; sale la luna chorreando