Cierro la puerta
y todo queda atrás,
los cristales se caen sin sonido
fragmentos de un quizás.
La habitación está en penumbras,
fluye en ese tiempo inaudito
de mi amor y tu olvido.
Tú y yo, así, ciegos,
a tientas escogiendo los recuerdos,
allí en la oscuridad de esa nuestra última vez.
Sabíamos que era el final.
El que queríamos escribir
en letras blancas sobre nuestras pieles.
El que queríamos ya recordar
cuando nuestros horizontes fuesen diferentes.
Este amor se quebró,
por tus risas y mis palabras,
por mis ojos y tus silencios.
Ahora no pisaré más sobre añicos.
Saldré con paso cauto
y abriré la ilusión al despertar,
abrazaré a los sueños extraviados
y a mis náufragas esperanzas.