Era un gusano muy sano —nunca tosía— Era un gusano muy sano

La mujer rana y el hombre rana se casaron y en vez de tener perdices tuvieron tres renacuajos.

El corazón, la fruta de mi pecho, cada día se pone más sabrosa. Yo creo que la luna es una rosa que huele por la tarde a mar. Aún cuando te veo, me emociono.

Cuando se quiere a una persona, te duele que le duela, te cansa que se canse, te agota que se agote, te entristece que se entristezca,

Invade el mundo un ¡ay! un ay atroz, y siempre el ¡ay! del ¡ay! es ley… el ¡ay! porque no hay. El ¡ay de mí!

¿Dónde está Dios?... Se ve, o no… Si te tienen que decir dónde está… De nada vale que te diga, que vive… Que Dios está en las flores y en… en los pájaros y en las llagas, en…

—Tío Pío, en el cole me han pedido que escriba una poesía a la prima Primavera. ¿Tú quieres que te la lea,

Nací para poeta o para muerto, escogí lo difícil —supervivo de todos los naufragios… y sigo con mis versos, vivita y coleando.

Como un volcán dormido de mentira —parezco al parecer tan descansada… Un ocio agotador que así me encien… brotan de mi costado las palabras. Sudo tinta y tengo sed, sed tengo,

Una y una, dos. Dos y una, seis. El pobre burrito contaba al revés. ¡No lo sabe!

Las cosas, nuestras cosas, les gustan que las quieran; a mi mesa le gusta que yo apoye lo… a la silla le gusta que me siente… a la puerta le gusta que la abra y…

Miradme aquí, clavada en una silla, escribiendo una carta a las paloma… Miradme aquí, s que ahora podéis mirarme.

Soy la araña de España que ni pica ni araña, bailo flamenco

Soy alta; en la guerra llegué a pesar cuarenta kilos. He estado al borde de la tuberculo… al borde de la cárcel,

En el árbol de mi pecho hay un pájaro encarnado. Cuando te veo se asusta, aletea, lanza saltos. En el árbol de mi pecho