La mañana se despierta
Húmeda y vegetal
Todavía sin poder sacudirse la lluvia nocturna
Que sigue lamiendo sus bordes.
Me levanto aturdida
Sintiendo aún el calor reciente de tu cuerpo
Y el abrazo que cercó mi sueño.
Estoy impregnada de tu respiración
Del conocimiento epidérmico y espeso del amor.
Mi piel está grabada con tus señales
Y no hay viento ni agua que pueda lavarlas
Sin dejar mi nombre borroso, desteñido y sin sonrisa.
Te has plantado como roca en mi playa de estrellas de mar y caracolas,
Dándole un nuevo sonido a las olas
Que revientan contentas su canción salada
En el ámbito de mi cuerpo.