Áspera textura del viento
Nacida de la selva me tomaste
Arisca yegua para estribos y albardas.
Durante muchas noches
Nada se oyó
Sino el chasquido del látigo
El rumor del forcejeo
Las maldiciones
Y el roce de los cuerpos
Midiéndose la fuerza en el espacio.
Cabalgamos por días sin parar
Desbocados corceles del amor
Dando y quitando,
Riendo y llorando
—El tiempo de la doma
El celo de los tigres—
No pudimos con la áspera textura de los vientos.
Nos rendimos ante el cansancio
A pocos metros de la pradera
Donde hubiéramos realizado
Todos nuestros encendidos sueños.
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