Preso mejor. Tal vez así recuerde
Otra iglesia, la catedral de Taxco,
Y sus piedras que cambian de forma con la luz de cada hora.
Las calles ebrias tambaleándose por cerros y hondonadas,
Y no lo sé, pero es posible que llore ocultamente,
Al recorrer en sueños algún nombre:
“Callejón del Agua Escondida.”
O bajaré al puerto nativo
Donde el mar es más mar que en parte alguna:
Blanco infierno en las rocas y torcaza en la arena
Y amarilla su curva femenil al poniente.
Y no lo sé, pero es posible que oiga mi primer grito
Al recorrer en sueños algún nombre:
“El Paseo de Cielo de Palmeras.”
O en Yuriria veré la mocedad materna,
Plácida y tenue antes del Torbellino Rubio.
Ella estará deseándome en su vientre
Frente al gran ojo insomne y bovino del lago,
Y no lo sé, pero es posible que me sienta nonato
Al recorrer en sueños algún nombre:
“Isla de la Doncella que aún Aguarda.”
O volveré a leer teología en los pájaros
A la luz del Nevado de Toluca.
El frío irá delante, como un hermano más esbelto y grave
Y un deshielo de dudas bajará por mi frente,
Y no lo sé, pero es posible que me mire a mí mismo
Al recorrer en sueños algún nombre:
“La calle del Muerto que Canta.”