Míralas ya: sus bisectrices proas
—flotilla de traineras paralelas—
no cortan, cabecean. Duermevelas
de caza verdiazul, sardas y anchoas.
Enfrente tus balandros, tus canoas
—chorros de oro, aguarrás, plata de estelas—.
Y oyendo el palpitar de tantas velas,
tus atlánticos sueños abarloas.
Tú, patrón en tu yate de regata,
tú, capitán, grumete de fragata
y la galga escorada que ya vira
por la baliza. Puerto Chico. Barcos
al socaire de piedra de los arcos.
Tu Puerto Chico, tu ventura. ¡Mira!