#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX (1924) Canciones Ternura cuna de
Duérmete, mi niño, duérmete sonriendo, que es la ronda de astros quien te va meciendo. Gozaste la luz
En el sueño yo no tenía padre ni madre, gozos ni duelos, no era mío ni el tesoro que he de velar hasta el alba, edad ni nombre llevaba,
Y después de tener perdida lo mismo que un pomar la vida, —hecho ceniza, sin cuajar—, me han dado esta montaña mágica, y un río y unas tardes trágicas
La mesa, hijo, está tendida, en blancura quieta de nata, y en cuatro muros azulea, dando relumbres, la cerámica. Esta es la sal, éste el aceite
Me ha besado y ya soy otra: otras, por el latido que duplica el de mis venas; otra, por el aliento que se percibe entre mi aliento. Y hasta encuentro en mi hálito una exhalación de flor...
Las madres contando batallas sentadas están al umbral. Los niños se fueron al campo, la roja amapola a cortar. Se han puesto a jugar a los ecos
Cristo, el de las carnes en gajos… Cristo, el de las venas vaciadas e… estas pobres gentes del siglo está… de una laxitud, de un miedo, de un… A la cabecera de sus lechos eres,
Suelo creer con Stefan George en un futuro préstamo de lengua a lengua latina. Por lo menos, en el de ciertas palabras, logro definitivo del genio de cada una de ellas, expresiones inco...
Oye, ¿qué gime o qué llora? Dime, dime, ¿qué le pasa? Corre adentro del trigal pero a trechos se descansa. Es más grandota que pájaro
Algo se asoma y gestea y de vago pasa a cierto, un largo manchón de noche que nos manda llamamientos y forra el pie de los Andes
Libros, callados libros de las est… vivos en su silencio, ardientes en… libros, los que consuelan, terciop… y que siendo tan tristes nos hacen… Mis manos en el día de afanes se r…
La hora de la tarde, la que pone su sangre era las montañas. Alguien en esta hora está sufriend… una pierde, angustiada, en este atardecer el solo pecho
Verano, verano rey, obrero de mano ardiente, sé para los segadores ¡dueño de hornos! más clemente. Inclinados sobre el oro
Una casa va naciendo en duna californiana y va saltando del médano en gaviota atolondrada. El nacimiento lo agitan
Yo he llevado una copa de una isla a otra isla sin desper… Si la vertía, una sed traicionaba; por una gota, el don era caduco; perdida toda, el dueño lloraría.