#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX #1938 #Tala
Día, día del encontrarnos, tiempo llamado Epifanía. Día tan fuerte que llegó color tuétano y ardentía, sin frenesí sobre los pulsos
Ciervo de los Andes, aire de los aires consentido, ¿dónde mascarás la hierba con belfos enternecidos? En los Natales* partías
Todas íbamos a ser reinas, de cuatro reinos sobre el mar: Rosalía con Efigenia y Lucila con Soledad. En el valle de Elqui, ceñido
Amo las cosas que nunca tuve con las otras que ya no tengo. Yo toco un agua silenciosa, parada en pastos friolentos, que sin un viento tiritaba
Este día ya no digas mas, que me la sigo viendo y se me van a quedar en los ojos veinte cerros. ¡Es la Patrona Blanca
Nacieron juntas, vivían juntas, comían juntas Marta y María. Cerraban las mismas puertas, al mismo aljibe bebían, el mismo soto las miraba,
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no fue verdad
Tres árboles caídos quedaron a la orilla del sendero. El leñador los olvidó, y conversan apretados de amor, como tres ciego… El sol de ocaso pone
¿Y las pobres muchachas muertas, escamoteadas en abril, las que asomáronse y hundiéronse como en las olas el delfín? ¿Adónde fueron y se hallan,
Esta agua medrosa y triste, como un niño que padece, antes de tocar la tierra desfallece. Quieto el árbol, quieto el viento,
Ella se me volvió una larga y sombría posada; se me hizo un país en que viví cinco o siete años, país amado a causa de la muerta, odioso a causa de la volteadura de mi alma en una larga...
Yo no sé si podré venir. A ver si te cumplo, hermana. Llego, si vengo, en aire dulce por no helarte la llanada o en el filo de tu sueño
Para nadie planta la lila o poda las azaleas y carga el agua para nadie en baldes que la espejean. Vuelta a uno que no da sombra
Doña venenos habita a unos pasos de mi casa. Ella quiere disfrutar rutas, jardines y playas, y todo ya se lo dimos,
—Niño, tú pasas de largo por la huerta de Lucía, aunque te paras, a veces, por cualquiera nadería. ¿Qué le miras a esa mata?