Si no me amas,
déjame tu respuesta,
aunque sea un “no”,
aunque sea un “no aún”,
aunque sea un “tal vez en otro tiempo”.
Porque lo que más temo,
lo que me consume,
es la ausencia total de tu voz,
el vacío de un olvido irrevocable.
Te espero,
aquí, entre las sombras del día,
y si no vienes,
al menos déjame la esperanza
de que algún día,
en algún rincón del mundo,
nos encontraremos.